ARQUITECTURA EGIPCIA
La arquitectura del Antiguo Egipto se caracteriza por crear un sistema constructivo en sus edificios monumentales, con el empleo de sillares tallados en grandes bloques, y sólidas columnas.
Para entender su magnificencia hay que tener en cuenta los siguientes condicionantes ideológicos: el poder político fuertemente centralizado y jerarquizado; y el concepto religioso de inmortalidad del faraón en la "otra vida". En cuanto a los condicionantes técnicos: conocimientos matemáticos y técnicos, a veces desconcertantes para la época; la existencia de artistas y artesanos muy experimentados; abundancia de piedra fácilmente tallable.
Las construcciones más originales de la arquitectura egipcia monumental son los «complejos de las pirámides», los templos y las tumbas (mastabas, speos, hipogeos y cenotafios), cuya grandiosidad dependía de la clase social del personaje a enterrar. Las tumbas de varios faraones fueron construidas como pirámides y las mayores son las atribuidas a Seneferu, Keops y Kefrén. La única de las siete maravillas del Mundo Antiguo que aún perdura, la pirámide de Jufu, es un buen ejemplo del grado de perfeccionamiento alcanzado en las ciencias aplicadas.
Los egipcios construyeron monumentales templos dedicados a los dioses, como los de Karnak o Abu Simbel, destacando en ellos su gran impacto simbólico, el tamaño y la gran armonía y funcionalidad de sus espacios. Los arquitectos reales, con sus conocimientos de física y geometría, erigieron monumentales edificaciones y organizaron el trabajo de multitudinarios grupos de artistas, artesanos y trabajadores. El tallado, transporte desde las canteras de Asuán y colocación de pesados obeliscos monolíticos de granito o colosales estatuas, implica un alto nivel de conocimientos. También construían grandes palacios para comodidad del faraón, pero la vida terrenal era menos importante que la de ultratumba, por lo que no eran de piedra y no han tenido la misma duración que tumbas y templos.
Características
Debido a la escasez de materiales, los dos materiales de construcción predominantemente usados en el antiguo Egipto eran el adobe (ladrillos de barro) y la piedra, fundamentalmente piedra caliza, también piedra arenisca y granito en cantidades enormes.3 Del imperio antiguo en adelante, la piedra fue reservada generalmente para tumbas y templos, mientras que los ladrillos fueron utilizados en viviendas, incluso en los palacios reales, fortalezas, muros de los recintos de los templos y para edificios en los complejos de los templos.
Muchas antiguas ciudades egipcias han desaparecido porque estaban situadas cerca de las zonas cultivables del valle del Nilo, que eran inundadas periódicamente con el lodo del río y se elevaron lentamente durante milenios; o porque los ladrillos de adobe, con que se construyeron, fueron utilizados como fertilizante por los campesinos; otros edificios son inaccesibles, ya que las nuevas construcciones fueron erigidas sobre las antiguas.
Arquitectura funeraria
Para llegar a entender este tipo de arquitectura, es importante entender también la relación de los egipcios con sus muertos. Según sus creencias, el cuerpo era una parte esencial, debía conservarse para asegurar la vida del fallecido en el “más allá”; esto explica el surgimiento de las momificaciones. Pero realizar estos difíciles procesos, sin un lugar estable y seguro donde guardar la momia, no tenía sentido. Por ende, las estructuras funerarias sufrieron una evolución constante en base a tres objetivos principales: facilitar el viaje del difunto, aludir a algún mito religioso y evitar las entradas de los saqueadores a los que los tesoros y ajuares les resultaban muy apetecibles.
En su origen (períodos predinástico y protodinástico), las tumbas eran simples hoyos de forma ovalada, a menudo forrados con pieles, donde se depositaba el cuerpo junto con un pequeño ajuar en vasijas; y finalmente se cubría con un túmulo de arena (alusión a la colina primigenia). Poco a poco, dicho túmulo comenzó a sustituirse por una estructura de ladrillo llamada Mastaba.
LAS MASTABAS
Surge en el periodo protodinástico y constituye la tipología arquitectónica asociada a la nobleza por excelencia. Su forma básica consiste en una superestructura con forma de pirámide truncada, de base rectangular realizada en ladrillos de adobe y paja crudos. La entrada daba acceso a una capilla donde los familiares del difunto depositaban ofrendas al muerto, tras la que había una falsa puerta decorada con relieves que constituía una alusión a la “entrada del más allá”. Dentro de la superestructura había también una sala llamada Serdab, la cual guardaba una estatua que representaba el “Ka” del difunto. Bajo la superestructura, un pozo, normalmente sellado con cantos, daba paso a la cámara funeraria que guardaba el sarcófago. Con el paso del tiempo, estas estructuras fueron haciéndose cada vez más complejas, se anexaban más salas subterráneas, revestimientos más nobles, algunos cuerpos se realizaron con piedra caliza en lugar de ladrillo... Las decoraciones interiores solían representar tanto temáticas de la vida cotidiana del fallecido como textos sagrados, todo en post de garantizar la prosperidad en el más allá.
LAS PIRAMIDES
Si bien las mastabas constituían las tumbas reales por excelencia, las pirámides son, sin duda, el elemento funerario más característico del faraón. Estas colosales arquitecturas nacen en el Imperio Antiguo, como un deseo de representar la escalera (o rampa, posteriormente) celestial conformada por rayos de sol, por la que el faraón debería ascender al cielo. Así mismo, su cumbre se propone como una representación de la colina primigenia, al igual que lo eran las mastabas y los enterramientos más arcaicos.
En la III dinastía, Dyeser encargó la edificación de la Pirámide de Saqqara al arquitecto Imhotep. Fue la primera vez que se sustituyó el uso de ladrillos de barro cocido por el de bloques de piedra caliza. Esta estructura escalonada evolucionó en búsqueda de la pirámide geométricamente perfecta y en rampa, objetivo que alcanzan durante la IV dinastía con la Pirámide de Keops. Esta se incluyó entre las Siete Maravillas del Mundo y es la única de estas siete que ha perdurado hasta nuestros días.
Posteriormente, por necesidad de reducir costes, las pirámides se edificaron como un caparazón calizo con un interior de ladrillos de adobe. El tamaño colosal se vio reducido al tiempo que proliferan los relieves en las paredes; es en esta época cuando aparecen los Textos de las pirámides. Los saqueadores de tumbas continuaban profanando sus interiores, en consecuencia, en el Imperio Medio se introducen sistemas complejos de laberintos, trampas y cámaras.
Las pirámides no se edificaban solas, sino que formaban parte de un complejo muy grande. Dicho complejo se levantaba normalmente en la ribera oeste del Nilo, y debía estar próxima a una cantera de caliza que abastecería durante todas las construcciones.
En primer lugar, podía haber varias pirámides satélite pertenecientes a mujeres o familiares del faraón. Además, para asegurar la prosperidad de su vida en el “más allá”, había un templo donde se regalaban ofrendas y oraciones al faraón; en ocasiones podía haber uno o varios pozos que albergaban barcas funerarias. Pero además de las edificaciones con funciones religiosas, toda una ciudad se organizaba alrededor de la construcción de la pirámide, organizada de forma gremial al frente de un funcionario real. Tenían tierras de cultivo propias, donde la mitad de la cosecha se destinaba a la ciudadanía y la otra al faraón. No todos los materiales se obtenían en el propio complejo, algunos llegaban a través del puerto, localizado de forma que su llegada a la obra fuera lo más eficiente posible. Dada la importancia de la edificación de su estructura funeraria, el faraón y su familia solían frecuentar o incluso residir en las inmediaciones, por lo que es común la existencia de una residencia o palacio real.
A pesar de las tentativas de los ingenieros y constructores reales, las pirámides eran demasiado llamativas y los saqueadores de tumbas seguían poniendo en peligro la estabilidad de la momia. Por este motivo, los faraones del Imperio Nuevo decidieron retornar al enterramiento de los cuerpos, y así surgió el Valle de los Reyes.
Aun surgen dudas sobre como los egipcios construyeron las pirámides, porque hay personas que afirman que las pirámides no fueron creadas por humanos si no por alien
s o seres de otros mundos, porque las rocas eran tan grandes que era imposible levantarlas solo con la fuerza humana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario